viernes, 6 de enero de 2012

¿Cómo debe ser una dieta equilibrada y variada?

Todos los alimentos que ingerimos habitualmente constituyen nuestra dieta. La forma en la que cada persona conforma su dieta, mediante la combinación de los distintos alimentos, depende de muchos factores: psicosociales, económicos, culturales, religiosos, etc. Esto da lugar a que exista una gran diversidad de dietas que varían según las personas, los países, los días de la semana, la estación del año, la edad, el género, la situación fisiológica, la actividad física, etc. Sin embargo, no todas las dietas son correctas. Existen unas formas más idóneas que otras de seleccionar y combinar los alimentos para que nuestra alimentación resulte más adecuada. Por alimentación adecuada entendemos aquella que hace posible el mantenimiento de un óptimo estado de salud. En términos generales, podemos decir que las características de una dieta sana son: * Que aporte la energía y los nutrientes necesarios para evitar las deficiencias nutricionales. * Que incluya alimentos que la persona conozca y consuma habitualmente, es decir, que mantenga los hábitos alimentarios personales. * Que sea agradable al paladar, con buena elaboración y presentación gastronómica. * Que ayude a prevenir enfermedades crónicas. Todas estas características se mantienen en una dieta si, de forma más concreta, ésta cumple los requisitos siguientes: ser equilibrada y variada. Una dieta equilibrada es aquella que permite el mantenimiento o mejora del peso corporal (IMC= 20-25) contribuyendo al equilibrio entre la ingesta calórica y el gasto energético. Se recomienda que la ingesta total de calorías en la dieta proceda: • Entre un 10 y un 15% de las proteínas. • Menos del 30-35% de los lípidos o grasas. • Y, al menos, entre el 50 y el 60% restante de los hidratos de carbono. Si existe consumo de alcohol, su aporte calórico no debe superar el 10% de las calorías totales. Para que una dieta sea considerada variada debe incluir alimentos de todos los grupos, sin excluir ni abusar de ningún alimento en concreto, ya que ningún alimento por si solo puede considerarse beneficioso o perjudicial para la salud. Lo que define que un perfil o patrón alimentario sea favorable o desfavorable es la frecuencia con la que esté presente en la alimentación cotidiana y su contribución a la ingesta nutricional.